Me he puesto la vacuna de la gripe y me he contagiado este año. ¿Será que la vacuna ha fallado? Entiende qué ha pasado y cómo funcionan las vacunas en esta lectura.
¿Para qué nos vacunamos?
Las vacunas están diseñadas con la finalidad de inmunizarnos frente a una enfermedad. Si nos contagiamos de dicha enfermedad, y estamos vacunados, la patología cursará de manera muy leve, e incluso asintomática. Perseguimos entrenar a nuestro sistema inmune antes de enfrentarse a una bacteria o virus que causa una enfermedad.
¿Por qué, a veces, enfermamos tras vacunarnos de esa misma enfermedad?
Es totalmente normal presentar algunos síntomas tras vacunarnos. Lo que conocemos como reacción frente a la vacuna. Tener sensación de dolor e inflamación en la zona de la inyección, fiebre, dolor muscular, náuseas, dolor de cabeza, etc. El mejor consuelo, es que esos síntomas se deben a que tu sistema inmune está activándose. Recuerda que estás entrenando tu sistema inmune y toda esa sintomatología no la causa el virus o bacteria, sino nuestro propio cuerpo al combatirlas.
Estos síntomas, habitualmente son leves y duran unas 24 -48h. Suelen aparecer sobre las 24h siguientes a la administración de la dosis.
La reacción a la vacuna no significa que nos hayamos contagiado ni que la vacuna haya fallado.
Otro hecho muy distinto es que me haya vacunado hace ya semanas y me encuentre enfermo con síntomas similares a la enfermedad que, teóricamente iba a protegerme esa vacuna. ¿Es esto posible? Sí.
Las vacunas, generalmente, “fallan” de manera proporcional a la capacidad de mutación que tiene el patógeno para la cual está específicamente programada.
En especial los virus, tienen la capacidad de mutar. A lo largo de una epidemia pueden aparecer lo que llamamos diferentes cepas de un virus. Son virus similares, pero con alguna característica ligeramente distinta.
La vacuna falla porque el virus de la gripe muta con frecuencia.
Para que te hagas una idea, es como si al administrar la vacuna nosotros le hubiéramos dicho a nuestro sistema inmune que el virus de la gripe siempre es azul. Está preparado para responder si encuentra un virus azul.
Sin embargo, el virus de la gripe consigue cambiar, y de repente, se vuelve amarillo. Nuestro sistema inmune no estará entrenado con la vacuna, frente al amarillo y por tanto, el riesgo de enfermar con esta nueva cepa aumenta.
¿Cómo se hace la vacuna de la gripe?
La vacuna de la gripe, incluye virus muertos por calor (virus atenuados), que han sido previamente cultivados en huevos para reproducirlos.
Todos los años pueden pulular 3 clases de virus de la gripe y varias cepas dentro de ellos: virus de la gripe influenza A (los más virulentos), virus de la gripe influenza B y virus de la gripe influenza C.
Los virus de la gripe influenza A, presenta dos tipos de proteínas específicas: las hemaglutininas (H) y las neuraminidasas (N), las cuales son reconocidas por nuestros anticuerpos para comenzar la actividad inmune y neutralizar la enfermedad. Existen 18 tipos de hemaglutininas y 11 de neuraminidasas. Según la combinación entre los tipos de estas, surgen las diferentes cepas.
Por tanto, estas proteínas son las que dan nombre a los distintos tipos de virus de la gripe o cepas que quizás los hayas leído en carteles informativos. Por ejemplo, H1N1 que es la famosa gripe A de 2009, H5N1 gripe aviar o H3N2, entre otros. Los virus del tipo B y C llevan otras proteínas en su cápside que también servirán para desarrollar las vacunas.
La idea de la vacuna es que, al introducir estas proteínas, el sistema inmune comience a actuar y a expandir linfocitos (glóbulos blancos) específicos para reconocer y atacar ese virus concreto para las H y N a las que ha sido entrenado.
Como no es el virus activo el que ha entrado, sino uno muerto o atenuado, no hay replicación en nuestro cuerpo y no se liberan más virus. De esta forma, la infección no progresa, pero si quedan almacenados linfocitos memoria.
Si el virus entra en la temporada de invierno porque nos ha contagiado un compañero de clase o de trabajo, rápido actúa el sistema inmune de la persona vacunada con estos linfocitos memoria y frena la enfermedad en muchísimo menos tiempo de lo que lo haría partiendo de cero.
En las vacunas se utilizan fragmentos de virus o virus atenuados, sin capacidad de división. Esto hace que una persona vacunada no sea contagiosa. Tras la vacuna puede padecerse síntomas leves de gripe, pero se debe a la activación del sistema inmune.
Los síntomas de la gripe no los provoca el virus en sí mismo, si no nuestro propio cuerpo cuando lucha contra él. Son consecuencia de la activación del sistema inmune, por eso incluso una persona vacunada con virus muertos puede padecer síntomas leves.
Cada 3-4 años, caos
Los virus tienen una capacidad de mutación altísima. En el caso de la gripe, especialmente los virus de la gripe influenza A, con tasas 2-3 veces superior que los B y C.
Esto es debido a que no tienen desarrollado mecanismos de corrección de errores de su material genético (Hay virus ADN o ARN).
En nuestro caso, así como otros animales, plantas e incluso bacterias, reparamos a diario errores que se producen a la hora de replicar el material genético cuando se forman nuevas células.
Tejidos muy activos, como nuestra piel, hacen divisiones muy frecuentes y, sin embargo, prácticamente no almacenan mutaciones.
No corregir estos errores sería fatal para nosotros, ya que podrían aparecer mutaciones letales que afectaran a nuestra supervivencia, o la de nuestros hijos. También, incrementaría mucho la incidencia, por ejemplo, de cáncer y otras enfermedades.
Para los virus, sin embargo, confiere una ventaja evolutiva no tener sistema de reparación de errores, ya que así van burlando nuestras vacunas. Se renuevan con un vestido diferente y así se infiltran en nuestro desprotegido cuerpo frente a esas variaciones.
Cada año, se hace una previsión de las cepas de virus que van a llegar en temporada de gripe, incluyendo las cepas que han estado activas el año anterior y fijándonos también en las cepas que han corrido por el hemisferio opuesto del planeta.
Cuando en el hemisferio norte es verano, en el hemisferio sur es invierno, de forma que se alternan las temporadas de gripes y resfriados. Las cepas que pululan en cada temporada se chequean para ir vacunando acorde en el otro hemisferio antes de que lleguen. Es una forma de prever qué virus pueden aparecer
El problema reside en que no se puede prever cuándo ocurrirá una mutación. Por ello, hay años, en los que además de estar activas varias cepas. Esto provoca que muchas personas incluso sufran varios episodios de gripe, o bien, que los vacunados se contagien con sintomatología.
Esto es habitual cada 3-4 años, o eran antes de la COVID-19, por ello se elevan los picos de casos.
El cerdo coctelera
Otro hecho interesante, es que no todos los virus pueden contagiar todas las especies. Aunque tu mascota pueda estar moqueando, habitualmente tú no te podrás contagiar de ese resfriado.
Y es porque los virus, en muchas ocasiones, son selectivos con su huésped y no pueden entrar fácilmente a otro ser de diferente especie. Esto ocurre, por ejemplo, con la gripe aviar (H5N1). En realidad, los seres humanos no pueden contagiarse de gripe aviar como tal, por lo que no tiene sentido alarmarse al ver pájaros muertos y salir huyendo por si te contagias de su gripe. Nunca lo harás.
¿Cuál fue el problema con la gripe aviar entonces hace unos años? Que no puede contagiarnos a nosotros, pero si a un organismo que se parece un poco más a nosotros que un ave, el cerdo.
El cerdo tiene la gran desventaja de poder contagiarse de nuestra gripe humana y de la gripe aviar de manera simultánea. Cuando esto ocurre, existe una mayor probabilidad de que haya una combinación del material genético de estos dos virus, y se genere un virus nuevo.
De ahí, que vaya muy vinculado el término gripe aviar y gripe porcina. Este virus nuevo puede ser más o menos virulento y puede tener o no capacidad de infectar a otras especies.
Es aleatorio, no siempre surgen “supervirus destructivos”, pero si cae el azar en la casilla negra, nos puede infectar comenzando una epidemia de la mal llamada “gripe aviar” en humanos.
La terrible Gripe A (H1N1)
Otro ejemplo de alarma, algo exagerada quizás, de gripes terribles fue la Gripe A que “asoló” España en 2009-2010. La población fue vacunada frente a virus de la gripe influenza A como años anteriores. El problema fue que se generó un virus de la gripe A mutante.
No estaba prevista esta mutación y empezamos a «caer como moscas» frente a un virus de la gripe A algo más virulento del que conocíamos.
Un caso muy parecido al que ocurrió en 1918 con la pandemia de la llamada Gripe Española, que también fue casualmente un virus de gripe A, H1N1. Esta terrible gripe mató a más de 40 millones de personas en todo el mundo.
La importancia de la vacunación
La vacuna de la gripe, se suele reservar a personas de riesgo. Esto significa, personas que por enfermedades subyacentes, que la gripe puede complicarse, personas ancianas que son más vulnerables a cualquier infección en general y personal con alto riesgo de contagio como sanitario y educativo.
Aunque no se vacune a la población por completo, el hecho de que muchas personas estén vacunadas frente a un virus, sea el que sea, hace de pantalla de contención frente a la enfermedad.
Es decir, si el virus entra en una persona vacunada, muere rápido porque el sistema inmune estaba preparado y esta persona contagiará a pocos o nadie, de forma que frena la infección.
Las vacunas ralentizan el contagio, por eso se genera lo que llamamos inmunidad de grupo. A esta inmunidad de grupo, atentan los padres que deciden no seguir el calendario vacunal de sus hijos.
La gripe no es el caso, es raro un niño que muera de gripe y es recomendable que el sistema inmune trabaje también para estar sano. Sin embargo, hay enfermedades que peligran la vida de un niño, y por ello, la ciencia trabaja en busca de soluciones eficaces para erradicarlas.
Cuando decides no vacunar a un niño de estas enfermedades, no solo es una irresponsabilidad hacia tu hijo, que lo dejas totalmente desprotegido, si no que se puede convertir en un foco de contagio a los demás niños, por lo que se dificulta la inmunidad de grupo.
Conclusión
Realmente, no es que la vacuna falle como tal a la hora de protegernos frente a la enfermedad, sino que el virus para el cual protege no es el virus que ataca en ese momento.
Además, la vacuna puede proteger frente a cepas parecidas, y con suerte, aunque haya mutaciones, sigan protegiéndonos.
Si está paseando por el aire un nuevo virus mutante, ninguno estamos libres de acogerlo, vacunado o no.
Así que, buena suerte y, por si suma, buena higiene, buena dieta y mucho zumo de naranja ¡a los virus no les gusta demasiado la vitamina C!
[…] anticuerpos los primeros días de nuestra vida, frente a algunos patógenos. Es la primera “vacuna” que recibimos. Sin embargo, estamos, desde que nacemos, expuestos a microorganismos que […]
Sería muy largo explicar aquí la enorme polémica que ha existido DESDE SIEMPRE en torno a las vacunaciones en masa, sobre todo porque hay libros y estudios científicos muy rigurosos y exhaustivos al respecto. Son muchos los que se han opuesto y se oponen a las vacunas en el mundo desarrollado, entre ellos médicos, biólogos, bioquímicos, virólogos, algonos de ellos premios nobel, y muchos han escrito sobre ello o han dado conferencias por todo el mundo, aunque estas cosas la gente corriente las ignora porque no se informa bien. Yo mismo tuve como profesor de doctorado a uno de los colaboradores del estudio que se hizo en españa para valorar el peligro que suponía la famosa gripe A, y cómo prevenirla, y él mismo nos contó que tuvo que hacer las cosas mal (cambiar datos, alterar resultados, etc.) para cubrirse las espaldas, que en definitiva es lo que se hace en todas partes. Porque en realidad lo de la gripe A fue una gran mentida sin fundamento, cuando los indicios que llegaban de México apuntaban a una gripe muy benigna, con mucha menor letalidad que las gripes comunes de todos los años. En fin. Para rematar, las revisiones sistemáticas de la Cochrane han dicho una y otra vez que la vacuna de la gripe no sirve para nada, y menos todavía en ancianos, pues no han variado las estadísticas, e incluso en España cada año aumentan los casos de gripe severa a pesar de la introducción de la vacuna, como se recoge en el último informe del Instituto de Salud Carlo IIII. Así que cuidado. El tema de las vacunaciones hay que estudiarlo en toda su complejidad, y no dejarse llevar por lo que dicen los medios, siempre interesados en el impacto mediático, o los políticos, interesados en los votos. ¿Desbaratan las vacunas infantiles el sistema inmune a medio y largo plazo? Ahí dejo esta cuestión, y que conste que no es baladí: muchos científicos se han hecho esta pregunta, y muchos estudios concluyen que hay riesgos. Pero eso es otro tema.
Hola Alberto, como compañero de trabajo espero que algún día nos sentemos a charlar estos temas. En cualquier caso, el objetivo de la entrada es comprender por qué vacunas como la gripe fallan más qué vacunas frente a otras enfermedades, cómo bacterianas o virus con menor capacidad de mutación. Más que generar controversia, pretendo un estudio divulgativo del tema.
Además, soy la primera que jamás me he vacunado de gripe, pero si me parece casi un crimen que no se lleve la cartilla de vacunación infantil al día, que son temas muy diferentes. También, está comprobado que están volviendo determinadas enfermedades casi erradicadas a dar la cara por no llevar al día estás vacunas, y esto no es sólo algo mediático si no que hay varios estudios que lo tratan. Saludos
se me hace muy interesante el tema «de porque falla la vacuna de la gripe» porque dice que realmente no es la vacuna la que falla sino que muchas de las veces nos vacunamos con vacuna de otros tipos de virus, que nuestro cuerpo no necesitan es por ello que falla la vacuna
Gracias Norma! Eso es. Me alegro de que te haya gustado. Un saludo